miércoles, 27 de junio de 2012

La paciencia del paisajista



Ya se sabe que para hacer buena fotografía de paisaje hay que levantarse temprano, estar al atardecer en un lugar adecuado y esperar… a veces un año entero. Ese al menos es el lapso de tiempo para captar lo que se ha dado en llamar Manhattan-henge, en alusión a Stonehenge, ya que, como si de un observatorio ritual se tratara, dos días al año la ciudad de los rascacielos ofrece un espectáculo único coincidente con la salida y la puesta de sol.
Manhattan, uno de los cinco distritos metropolitanos de Nueva York, tiene un trazado urbanístico en cuadrícula con las avenidas en alineación norte-sur y las calles este-oeste. Por esa razón, una vez al año, durante tan solo dos días, la puesta de sol se alinea perfectamente con la cuadrícula y crea oportunidades fotográficas interesantes en las que la cálida luz del atardecer atraviesa las calles, e incluso el gran astro anaranjado les pone broche, ofreciendo un fantástico cocktail que mezcla lo natural y lo urbano.

Como estamos acostumbrados a ver mucha fotografía de naturaleza, mucho paisaje urbano, tantas veces de motivos repetidos una y otra vez, me ha parecido interesante traer aquí un par de imágenes del Manhattanhenge como pista que os permita descubrir muchos otros en la red y como constatación de que efectivamente el fotógrafo tiene que ser un hábil cazador de oportunidades.

 Las fotografías corresponden a los sitios de Animal y Paul Lomax respectivamente

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